En la telaraña digital que abarca nuestro mundo, la teoría de los seis grados de separación asume un nuevo significado y relevancia. ¿Qué significa esto en términos prácticos para nuestras cuentas en redes sociales? ¿Y cómo afecta la ciberseguridad de nuestras empresas?
Esta fascinante teoría, cuyos orígenes se remontan a la narrativa literaria y que ha sido el foco de investigaciones intensivas desde empresas tecnológicas como IBM hasta instituciones académicas como el MIT, cobra vida en la era digital.
En las profundidades de este artículo, exploraremos cómo esta teoría ha evolucionado con el tiempo y cómo, en el vasto mundo de las redes sociales y la interconexión digital, el concepto de los seis grados de separación ha sido desafiado, redefinido y utilizado como una herramienta tanto para bien como para mal.
El origen y la evolución de los 6 grados de separación
La «Teoría de los 6 grados de separación» es un concepto intrigante que se centra en la interconectividad humana. Sugiere que una cadena de, a lo sumo, cinco intermediarios es suficiente para conectar a cualquier par de personas en el mundo. La idea detrás de esta teoría se ha condensado en el famoso adagio «el mundo es un pañuelo».
La primera mención de este concepto fue obra del escritor húngaro Frigyes Karinthy. En su relato «Cadenas» publicado en 1930, un personaje desafía a sus amigos a encontrar una conexión con cualquier individuo. De los 1.500 millones de personas que entonces habitaban la Tierra, debían conectarse a través de solo cinco intermediarios.
Con el paso del tiempo, la teoría ha sido objeto de diversos estudios y experimentos para validar su veracidad. En los años 50, instituciones como IBM y el MIT se embarcaron en investigaciones para determinar si la «Teoría de los 6 grados» era aplicable en diversos contextos. Uno de los estudios más destacados fue el «experimento del mundo pequeño» realizado por Stanley Milgram en 1967.
Años después, la teoría se manifestó de forma peculiar en la industria cinematográfica. En la década de los 90, surgió «El oráculo de Kevin Bacon», creado por universitarios como una broma, después de las declaraciones del actor. Este juego demuestra que cualquier miembro de Hollywood puede conectarse con Kevin Bacon en no más de seis pasos.
Sin embargo, el crecimiento exponencial de las redes sociales ha alterado la premisa de los «6 grados de separación». Investigaciones recientes sugieren que, gracias a la interconexión digital, los seis grados podrían haberse reducido a cuatro.
Este cambio se evidenció en 2011, cuando Facebook realizó un estudio titulado «Anatomía de Facebook». De esta forma, se vincularon unos 721 millones de sus usuarios, comprobándose que el 99,5% de ellos estaban interconectados mediante solo 5 grados de separación. Para 2016, con 1.600 millones de usuarios, el número promedio de grados de conexión se redujo a 4,5.
¿Existen fallas de la teoría de los seis grados de separación?
Es cierto que la Teoría de los 6 grados no está exenta de críticas. Mientras su premisa resulta fascinante, su aplicación práctica puede enfrentarse a diversas barreras. En los 6 grados de separación, los ejemplos abundan: es posible que a través de las conexiones en LinkedIn, Bill Gates o Arianna Huffington te aparezcan como contactos de tercer grado.
No obstante, el hecho de tener conexiones indirectas con estas prominentes figuras no garantiza una oportunidad real de interactuar con ellas, especialmente si no existe una relación personal previa. Esta es una observación de Susana Pérez Soler, una destacada experta en redes sociales e investigadora en la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna.
De hecho, aunque LinkedIn puede sugerir hasta cincuenta individuos que podrían, en teoría, presentarte a Barack Obama, la posibilidad de establecer una conexión real con el expresidente de los Estados Unidos parece remota. Esto resalta una de las lagunas en la Teoría de los 6 grados de separación.
No obstante, la teoría puede tener una utilidad más palpable en contextos menos grandiosos. Por ejemplo, podría ser un instrumento útil para llegar a un directivo de una empresa o a un miembro del departamento de recursos humanos. En estos casos, las posibilidades de establecer un contacto real son significativamente mayores.
Cómo se vincula la teoría de los Seis Grados de Separación con el ámbito de la ciberseguridad
Dada la naturaleza interconectada del mundo digital, la «Teoría de los 6 grados de separación» tiene implicaciones profundas en el ámbito de la ciberseguridad. En el contexto de las redes sociales, por ejemplo, la teoría implica que es posible acceder a información de perfiles privados a través de conexiones compartidas.
Como resultado, detalles personales e incluso fotografías pueden estar al alcance de cualquiera que tenga amigos en común contigo. Esta realidad subraya la necesidad de manejar con cuidado los permisos de privacidad en las redes sociales y de ser selectivo al aceptar solicitudes de amistad.
Para contrarrestar estas amenazas, los profesionales de ciberseguridad pueden emplear herramientas de Inteligencia de Fuentes Abiertas (OSINT, por sus siglas en inglés) para auditar la información que un hacker podría recopilar de una organización a través de las redes sociales.
Al hacerlo, pueden identificar las vulnerabilidades de seguridad antes que los atacantes y tomar medidas para mitigarlas. De esta manera, la Teoría de los 6 grados puede ser útil en la práctica de hacking ético.
El OSINT es una técnica de investigación que utiliza fuentes de información disponibles al público para recopilar datos. En la ciberseguridad, se utilizan herramientas y programas de OSINT para acceder a información de bases de datos públicas en la red.
Un hacker ético puede utilizar estas herramientas para identificar y reportar vulnerabilidades y tratar de corregirlas. Sin embargo, un hacker malintencionado podría buscar la misma información para explotar las vulnerabilidades con fines maliciosos. Esta es la doble cara de la Teoría de los 6 grados de separación en el contexto de la ciberseguridad.
Conclusión
La ‘Teoría de los 6 grados de separación‘ ha evolucionado y adaptado su relevancia en nuestra sociedad interconectada, especialmente en el paisaje digital que moldea nuestras vidas modernas.
Y aunque su existencia puede tener implicaciones preocupantes en términos de privacidad y ciberseguridad, también brinda oportunidades para fortalecer las medidas de protección en línea a través de técnicas como el hacking ético.
La ‘Teoría de los 6 grados de separación’ es solo una pieza del complejo rompecabezas que es la ciberseguridad. Los constantes avances tecnológicos, junto con la creciente dependencia de las redes sociales y las plataformas en línea, hacen que la protección de la información y la privacidad sean un desafío constante.
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