Principio de mínimo privilegio ¿Has oído hablar de él? Pues estás a punto de enterarte de que es más fundamental de lo que esperabas.
CrowdStrike investigó un caso preocupante donde unos ciberatacantes lograron superar los MFA a punto de explotación de privilegios excesivos.
La intrusión comenzó de manera discreta pero eficaz. Los ciberdelincuentes, utilizando técnicas de vishing, se hicieron pasar por personal de soporte técnico, instigando a los empleados a entrar sus credenciales en portales de inicio de sesión falsos.
Este simple acto fue solo el principio. Una vez que los atacantes obtuvieron las credenciales, explotaron el exceso de privilegios otorgados a ciertos usuarios para moverse lateralmente a través de la red.
Este caso subraya una realidad alarmante: los atacantes no solo están interesados en entrar en los sistemas, sino que buscan explotar la estructura interna de privilegios para profundizar su intrusión y maximizar el impacto. De hecho, CrowdStrike ha observado que algunas de las organizaciones más grandes del mundo han sido víctimas de este tipo de ataque con una frecuencia preocupante, prácticamente cada semana en los últimos trimestres.
¿Tu empresa está preparada para hacer frente a este nuevo tipo de ciberataque? En este artículo, investigaremos juntos qué es el privilegio mínimo requerido, y cómo implantarlo en tu arquitectura informática.
¿Empezamos?
¿Qué es el principio de mínimo privilegio?
El principio de mínimo privilegio dicta que se les otorgue a los usuarios y sistemas únicamente aquellos privilegios necesarios para realizar sus tareas específicas. Ni más ni menos.
Por tanto, un empleado de marketing tendría acceso al sistema de gestión de contenidos para actualizar la página web, pero no al código fuente subyacente, que no necesita para sus actividades diarias.
Este enfoque de gestión de acceso e identidades, no solo se aplica a personas, sino también a aplicaciones y dispositivos, asegurando que cada elemento dentro de una red posea solamente el acceso esencial para sus funciones. La implementación de este principio implica una gestión centralizad de las credenciales, acompañada de controles de acceso flexibles que armonicen las demandas de seguridad con las operativas y las de los usuarios finales.
El principio de mínimo privilegio se traduce en una fortaleza de seguridad empresarial, al limitar el acceso y, por ende, reducir el daño potencial en casos de compromisos de cuentas o amenazas internas.
Entendamos el exceso de privilegios
Para entender por qué no es buena idea otorgar privilegios a diestra y siniestra, primero tenemos que entender ¿qué son los privilegios?
Los privilegios son permisos especiales otorgados a usuarios o sistemas, permitiéndoles realizar acciones específicas en un entorno digital, como modificar archivos críticos o configurar sistemas. Sin embargo, el manejo de estos privilegios es delicado y puede llevar a la acumulación de privilegios si no se gestiona adecuadamente.
La acumulación de privilegios ocurre cuando los privilegios, especialmente los privilegios elevados, se otorgan pero no se revocan después de que dejan de ser necesarios.
Imagina que un empleado recibe acceso administrativo para instalar un software. Si ese acceso no se retira después de la instalación, el empleado retiene ese nivel elevado de acceso innecesariamente. Este fenómeno se agrava en organizaciones grandes donde los cambios de rol son frecuentes y las políticas de auditoría de privilegios no son estrictas.
Este exceso de privilegios se convierte en una vulnerabilidad significativa. Los accesos no autorizados a información sensible se facilitan, y las posibilidades de daño interno, ya sea accidental o malintencionado, se incrementan. Además, en caso de una brecha de seguridad, un atacante podría explotar estas cuentas sobrecargadas de privilegios para causar daños más extensos.
¿Por qué deberías considerar implementar el privilegio mínimo requerido?
Como podemos intuir hasta este punto, entender y aplicar el principio de mínimo privilegio es fundamental. ¿Aún tienes dudas? Veamos un par de motivos extra para sumar esta teoría a tu arquitectura de ciberseguridad:
Reduce la superficie de ataque
Al limitar los privilegios a lo estrictamente necesario, se minimiza el riesgo de que las credenciales privilegiadas sean explotadas. Esto es especialmente relevante en la prevención del abuso de privilegios de superusuario o administrador, que ofrecen un control amplio sobre los sistemas y son, por ende, objetivos tentadores para los atacantes.
Previene la propagación en caso de malware
Cuando restringimos los privilegios en los endpoints, se impide que el malware utilice privilegios elevados para expandirse, instalar o ejecutar software malicioso en la red.
Esto es crucial para limitar el alcance del daño en caso de una infección por malware.
Mejora la productividad del usuario
Contrario a la creencia de que los privilegios elevados facilitan las tareas, su limitación puede mejorar la productividad al simplificar las responsabilidades del usuario y reducir el riesgo de errores graves.
El uso de privilegios just-in-time permite que los usuarios tengan los privilegios necesarios para realizar una tarea específica, eliminando las complicaciones asociadas con el manejo de privilegios excesivos y minimizando las interrupciones por soporte técnico.
Facilita el cumplimiento normativo y las auditorías
El principio de mínimo privilegio es un aliado en el cumplimiento normativo. Con esta estrategia, las organizaciones pueden generar registros detallados de las actividades de privilegios, facilitando las auditorías y ayudando a demostrar el cumplimiento de diversas regulaciones y políticas internas.
Esto no solo protege contra daños potenciales sino que también asegura que la organización cumpla con los estándares requeridos en su industria.
¿Cómo implementar el principio de mínimo privilegio?
Para este punto, ya debes estar convencido de que ordenar los privilegios de acceso en tu empresa es una estrategia para implementar cuanto antes. Pero la gran pregunta es, ¿cómo lo hago? No te vamos a dejar solo frente a esta gran tarea; aquí tienes unos pasos que puedes realizar.
1. Inicia con una auditoría
Para este proceso vamos a utilizar de ejemplo a la herramienta PowerBroker, pero puedes investigar por tu cuenta y encontrar la solución que mejor se adapte a tu caso.
Esta herramienta penetra en las profundidades de tu infraestructura digital, identificando meticulosamente cada privilegio otorgado a usuarios, sistemas y aplicaciones.
Una vez que PowerBroker ha completado su misión, proporcionará un informe detallado. Este informe es un mapa detallado de la distribución de privilegios en tu organización. Deberás interpretar este mapa con cuidado.
Busca signos de alarma como:
- privilegios que parecen excesivos.
- accesos que no se alinean con las responsabilidades del usuario.
- cuentas de servicio con más poder del necesario.
2. Establece la política de privilegios
El siguiente paso es articular tus políticas de privilegios. Estas políticas son los cimientos sobre los cuales se construirá tu arquitectura de seguridad. PowerBroker ofrece una sección especializada llamada «Policy Management» para este propósito. Aquí, podrás definir las reglas del juego: quién necesita qué acceso y en qué condiciones.
Pero, ¿qué es exactamente una política de privilegio? Piensa en ella como un manual de instrucciones que guía cada interacción entre usuarios y recursos de la red. Debe detallar claramente cómo se otorgan y se revocan los privilegios, y cómo se revisan estos accesos para garantizar que siguen siendo pertinentes.
A la hora de redactar esta política recuerda:
- Separar las tareas con privilegios elevados de las tareas de rutina. Los usuarios deberían utilizar cuentas sin privilegios para tareas diarias y solo elevar sus privilegios cuando sea estrictamente necesario.
- Utilizar métodos de autenticación robustos, especialmente para cuentas con privilegios elevados. La autenticación multifactor (MFA) es altamente recomendable.
- Mantener registros detallados de la actividad de las cuentas con privilegios.
3. Elimina los privilegios excesivos y aplica el enfoque Just-in-Time
Con tus políticas establecidas, es hora de ponerlas en acción. PowerBroker permite implementar un enfoque de privilegios Just-in-Time. Esto se refiere a otorgar privilegios temporalmente, solo cuando y donde se necesiten, y luego revocarlos automáticamente. Es como tener un guardián que otorga las llaves del reino solo por el tiempo necesario para completar una misión y luego las recupera.
Este enfoque es particularmente útil en roles como:
- Administradores de sistemas y redes.
- Desarrolladores.
- Personal de soporte técnico.
- Proveedores externos.
Además, PowerBroker te permite ir más allá, permitiéndote revisar y revocar privilegios que ya no se justifican. Esto es esencial, ya que los roles y necesidades cambian, y lo que una vez fue necesario puede convertirse en un riesgo de seguridad si se deja sin control.
4. Gestiona los privilegios de Endpoints
Los endpoints, ya sean estaciones de trabajo, servidores o dispositivos móviles, son a menudo la línea de frente en tu batalla contra las amenazas de seguridad. PowerBroker te ofrece herramientas para asegurar que cada endpoint opere bajo el principio de mínimo privilegio.
En la sección «Endpoint Protection» de PowerBroker, tendrás la capacidad de controlar los privilegios en cada dispositivo. Aquí, puedes definir qué aplicaciones pueden ejecutarse y con qué nivel de acceso. La clave es asegurarse de que las aplicaciones tengan solo los privilegios necesarios para su funcionamiento y eliminar cualquier acceso que esté de más, reduciendo así la superficie de ataque.
5. Monitoreo y Respuesta en Tiempo Real
Finalmente, la vigilancia constante es fundamental. PowerBroker no solo te permite establecer un régimen de privilegios seguro sino también mantenerlo bajo un monitoreo constante. Con la función «Activity Monitoring», puedes observar el uso de privilegios en tiempo real. Configura alertas para actividades sospechosas, como intentos inusuales de elevar privilegios o accesos a recursos sensibles en momentos atípicos.
Al detectar tales señales de alarma, tu respuesta debe ser rápida y decidida. Investiga la actividad para discernir si es legítima o si indica un incidente de seguridad. Y no te detengas ahí: utiliza lo que aprendes de estos incidentes para ajustar tus políticas y configuraciones en PowerBroker, fortaleciendo continuamente tu postura de seguridad.
Algunas herramientas de gestión de privilegios que puedes revisar
- Heimdal Privileged Access Management: Combina la detección de amenazas con la gestión de derechos de acceso, brindando una solución integral que no solo concede privilegios sino que también responde automáticamente a amenazas detectadas.
- Delinea Secret Server: Ofrece almacenamiento seguro de contraseñas y gestión de PAM con auditoría completa, permitiendo no solo proteger datos sino también demostrar el cumplimiento de normativas.
- CyberArk Privileged Access Manager: Proporciona una gestión y monitoreo detallado de cada sesión privilegiada, junto con capacidades de auditoría y cumplimiento, integración y automatización para facilitar la escalabilidad.
- ARCON | PAM: Ofrece monitoreo avanzado de sesiones y un completo registro de actividades privilegiadas para una supervisión detallada y rápida mitigación de riesgos, respaldado por soporte 24/7.
Conclusión
Esperamos que este artículo haya arrojado luz sobre la importancia del principio de privilegio mínimo y cómo una gestión inadecuada de los privilegios de acceso puede exponer a tu organización a riesgos innecesarios.
Al implementar una estrategia sólida de privilegio mínimo requerido, no solo limitarás los potenciales daños causados por brechas de seguridad, sino que también estarás sentando las bases para una infraestructura más segura, resistente y conforme a las normativas.